sábado, 9 de marzo de 2013

El Rechazo por los escritores noveles



Si observamos de cerca a un escritor no publicado, veremos una imagen de persona intelectual, perpetuamente desesperada por lograr que una editorial más o menos seria se interese por su obra. Hasta que el escritor no se despoje de esa venda, no conseguirá ser publicado.

Muchos dicen que no se publica a escritores desconocidos por el estado de lso mercados, la crisis, el azar, concursos literarios amañados ( sino por qué los principales premios siempre lo ganan los mismos: Sierra i fabra and company... que no digo yo que sea el caso pero causalidades de la vida), los ebooks en internet, el olvido de lso libros impresos o la falta de lectores en la actualidad de la sociedad multimedia.

A decir verdad, este problema con los escritores noveles siempre ha existido. Por ejemplo, al inigualable Marcel Proust la editorial Gallimard le rechazó la obra En busca del tiempo perdido y como si ello fuera poco, quien impidió la publicación del libro fue Andre Gide, un escritor que conocía personalmente a Proust y cuyo descomunal error lo hizo tristemente célebre.

Por supuesto, con el tiempo se avergonzó de su tremenda “metedura de pata” pero la historia le pasó la cuenta. Luego diría que la obra es un deleite a la creación humana.

Peor le fue a Jane Austen, pues su amigo y representante David Lassman presentó la novela Orgullo y prejuicio a dieciocho editoriales bajo el seudónimo de Alison Laydee y solo una aceptó publicarla.

¿Y qué me dicen de J.K. Rowling, la creadora de la saga de Harry Potter? Yo sé qué pensarán que es imposible que la obra que más millones de dólares ha recaudado en la historia del cine fue rechazada, pero en verdad a Rowling le cerraron las puertas en catorce editoriales distintas, una detrás de otra, sin consideración ni siquiera a que era una mujer.

Por eso no deben desfallecer los escritores noveles, tarde o temprano, los buenos sobreviven.

1 comentario:

Alberto dijo...

Es cierto que los escritores noveles nos desesperamos en ocasiones.
Sí que es cierto que algunos afortunados tienen suerte, pero por cada desconocido que es publicado, 500 se quedan a las puertas.

Por ello, hay que escribir primero para uno mismo, disfrutar con lo que se hace, y no escribir pensando en una publicación pues, de lo contrario, el desengaño y frustración serán notables